viernes, 6 de marzo de 2009

Juicio al inquisidor

Toda sangre de jovial natividad derramada, todo ojo vedado por aquel dogma que encarnizada batalla se encargó de librar, toda voz acallada de la más cruel entre las maneras, todo adquiere ya su justa forma y carga ahora contra este vil servidor, cuyo castigo no será menor que aquel que hubo inflingido antaño, ya que con el mismo peso caerá sobre sí el martillo que en pos de profeta adjudicó a la flagelante furia divina.

martes, 7 de octubre de 2008

Pequeño número eres.
Valga la redundancia.
Totalmente desprovisto
de sentimientos te encuentras.

¿Por qué tan estéril
te presentas en el papel?
En tu lugar,
mil imágenes evocaría una letra.
Bastaría una sola
para chocar un recuerdo,
para un grito desgarrador,
un dulce suspiro,
una muestra desesperada,
un cantar,
una caída,
el sentido del entendimiento.

Y te empeñas, sin embargo,
en inspirar pasión.

Aguce su conocimiento:
no es miedo, bouffon,
¡es el más puro de los desprecios!

sábado, 2 de agosto de 2008

Lluvia. Llanto. Soledad. Niebla. Lágrimas. Dulce néctar. Deseos. Nostalgia. Rojo. Negro. Cansancio. Latidos de un corazon roto. Miedo. Bellas melodías. Ganas de llorar. Lucesitas. Sombras. El amor. La soledad nuevamente. Mirar las estrellas. El pasar triste de la noche. El triste pasar de la noche. El pasar de la triste noche. Mis porqués. Caramelos. Estrellas fugaces. Preguntarse cada día. Maldita soledad. Única vida. Mirar a los ojos. No tener a quien mirar. Un adiós. Un "te amo". Un llanto más. Eclipse lunar. Dolor. Dibujarte. Tus ojos. Tu ausencia. Sentirme idiota. Insistir. Desistir. Nuestro no-saber. Decir "te amo". Necesitarte. Morir por ti. Disipar nubes. Sentirte a cada paso. Desterrarme. Más negro. Perfume. Locura. Mojarse bajo la primer lluvia. Sentirte entre mis brazos. Acariciarte y llorar. Resguardo en tus besos. Vivir eternamente. Sueños. Luz tenue. Pequeño lila. Un simple la. Amar. Te. Dulce vocecita. Lejanía. Incomprensión. Odiarme. Eterna noche. Más negro.

martes, 22 de julio de 2008

Algún día mi cabeza va a explotar. A modo de brainstorming Nietzscheano. Lo peor es que todo en mi mente se pierde. Vaya a saber uno en qué bolsa extraña se guarda nuestro conocimiento perdido. Que tan llena debe estar esa olvidada bolsa! Olvidada y atiborrada de olvidos. Seguramente haga un intercambio con la consciencia, de los olvidos que uno quiere (pero no puede!) olvidar; pícaramente los deje reaparecer, nos RECUERDE que van a ser tráfico constante por el resto de nuestras vidas. Los restantes son irremediables. Olvidos por falta de relevancia, olvidos por el cruel paso del tiempo, olvidos necesarios, olvidos del despiste, olvidos consentidos, olvidos convenientes, olvidos de y con aromas, sabores, visiones, deseos, sensaciones...
Escrito de invierno, en horas de odio.

Hay más fantasmas
en mí que en la yerma tierra.

Al odio y al dolor
se une la desesperación
de vivir disuelto en este
mundo de extraños.

Las que son palabras para mí
en los oídos sordos de los necios
son sólo voces incomprensibles
pero negativamente tergiversadas.

Fingen su inocencia
y en habladurías incesantes
descargan su arsenal.

El frío es descaro directo.
Demasiado firme y sincero.
Inaceptable para los corazones
levemente resguardados,
que desoyen al verdadero instinto,
por miedo a la verdad misma.

Lo destronan.
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